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El arte de no ser
En su jaula de cristal se creía toda libre
Un espectáculo de teatro de calle va a comenzar al pie de la fachada de un edificio. Los artistas dan inicio a su show y al poco de empezar, justo encima de donde están actuando un vecino aparece en una altura con la intención de quitarse la vida.
SINOPSIS
El arte de no ser, un esbozo poético, un viaje corporal sobre la vivencia de la dependencia. Un tránsito por el vacío, el silencio, el automatismo, el estrés, la ansiedad, emociones y sensaciones que tiñen los estados de ánimo del ser. Un personaje y un objeto, el teléfono, y todo un mundo por delante donde la existencia está intrínsecamente atada a la necesidad. El teléfono, un paralelismo hacia todo aquello que nos incita a la adicción y su relación con el personaje, una alegoría al eterno tabú de la soledad.
Origen de la idea
CONEXIÓN ENTRE LA OBRA Y LA CULTURA OCCIDENTAL
Desde hace años, el ritmo de vida en Occidente es rápido y casi sin descanso. Esto ha generado mucha distancia en las relaciones humanas. Incluso en el autoconocimiento, llegando a desconectarse cada un@ de sí mism@.
El arte del no ser se centra en dos maneras para generar esta desconexión. Por un lado, la múltiple actividad constante en la que vivimos y, por otro, las redes sociales.
RITMO FRENÉTICO DE LA VIDA
A diferencia de la cultura asiática, donde la meditación es conocida y practicada por la mayoría de la población, en Europa es rara la persona que saca 10 minutos de su día para simplemente sentarse y respirar con los ojos cerrados. Toda esta metralleta de estímulos, de los que nos han rodeado, ha conseguido que nos convirtamos en la sociedad del miedo, donde nadie quiere ser la “oveja negra” del rebaño y, por eso, continúa la inercia del grupo olvidándose de su propio bienestar.
Nos dejamos llevar tanto por la inercia de la masa, que nos llega a dar miedo salirnos de la norma pautada. Y nuestros días se convierten en ritmos imposibles. Es interesante observar cómo much@s somos conscientes de esto, pero nos cuesta romper con este hábito y me pregunto, ¿por qué?
Esta es la idea principal que deseamos desarrollar en este solo. De qué manera luchamos con nosotr@s mism@s para no parar, o mejor dicho, para no ser y estar.
REDES SOCIALES: LA MÁSCARA
Esta inmediatez constante de la que hablamos, nos adentra también a una nueva época de la imagen, donde la palabra, las emociones y los sentimientos se empujan hacia una parte escondida de nuestro ser. Es cierto que es comprensible y entendido por todas la necesidad que cada una tenemos de mantener nuestra intimidad en secreto. Pero me pregunto si somos dueñas de nuestra libertad o incluso si el miedo que tenemos a abrirnos nos paraliza hasta el punto de llegar a convertirnos en otra persona.
Toda esta reflexión me lleva a ese segundo punto que hemos nombrado anteriormente: las redes sociales. Las hemos convertido en una herramienta muy valiosa sobre la que poder escondernos, dejando ver solo nuestra parte “perfecta” y tapando aquello que identificamos como “no bello, no bueno” de nosotras.
El conflicto de todo esto no es solo el hecho de que podamos ponernos una careta para presentarnos en ellas, sino que esa careta se haya llegado a convertir en nuestra cara, perdiendo la conciencia entre la realidad y la fantasía de cada un@ de nosotr@s.
De aquí llegamos al concepto de la máscara. La máscara como una figura que representa un rostro humano, animal o puramente imaginario. Con ella una persona puede cubrirse la cara para no ser reconocida o tomar el aspecto de otra.